13.9.10

HUESCA: El Infierno Verde


No es lo mismo jugar contra 5 que contra 4.005. Sobre todo cuando toda la afición se vuelca con su equipo y cada espectador le echa tanta rasmia apoyando desde su localidad como si estuviera en la pista luchando por un rebote decisivo. Históricamente así ha sido la afición oscense del Peñas. Ya antes de los tiempos de 1ªB, más tarde en la ACB desde los primeros 80 hasta mitad de los 90, en el Pabellón del Parque o en el de San Jorge.
También en estos últimos playoffs la grada rugió para llevar a su equipo a LEB Oro. El Infierno Verde no se puede apagar.
Aquí podéis leer un interesante artículo de Javier Ortiz sobre los aguerridos verdes:

http://www.acb.com/redaccion.php?id=59107

Dice cosas como estas:

Hubo un tiempo en el que los “grandes” de la ACB temían, tras un largo viaje por carretera, un pabellón pequeño y oscuro, lleno de humo y que, a rebosar, presionaba el máximo a los visitantes para que la victoria se la quedasen los de casa, los aguerridos verdes.

En 1977, las peñas de la ciudad se unieron para formar un club que vertiginosamente subió desde Tercera, llegando a la ACB en 1983. No se pudo evitar el descenso, acabando decimocuarto de los 16 clubs. Aparte de los dos extranjeros, Jimmy Wright y Wayne Freeman, brilló Alberto Alocén, un carismático y corajudo alero (14,6 puntos) que continuaría en la plantilla hasta 1991.

Un año después, el equipo fue subcampeón de Primera B y regresó a la máxima categoría para no abandonarla en más de una década. Durante los primeros años no hubo problemas para conseguir la permanencia. Solía amarrar los partidos de casa con bastante facilidad debido al terrorífico ambiente de su pabellón, invariablemente lleno. El viejo Municipal apenas acogía a 2.500 espectadores oficialmente, pero esta cifra se superaba en ocasiones. El frío de la calle solía contrastar con la alta temperatura interior.

La mejor clasificación llegaría en la 87-88, décimo. Fue el segundo año de una fórmula que se prolongaría durante cuatro más: la de fundamentarse en una pareja americana de garantías máximas como la formada por Brian Jackson (alero) y Granger Hall (pívot) y “arriesgar” alineando a un español bajo aros. No era tanto riesgo: el club siempre tuvo buen ojo con interiores como Joan Pagés, Antón Soler, Toni Pedrera, César Arranz, Santi Aldama o un imberbe Salva Guardia. Muchos de ellos llegaron después de cesiones de los “grandes”.

En los 90, el Huesca casi siempre estuvo al filo de la navaja en cuanto a clasificación, entrando en una peligrosa dinámica: 14º en la 89-90, 15º en la 90-91, 17º en la 91-92, 19º en la 92-93, 20º en la 93-94… En sus dos últimas temporadas se salvó en el último “playoff” de descenso, primero contra el Pamesa Valencia y luego contra el Festina Andorra. Parecía que el equipo tenía un ADN especial para afrontar bien esas citas. Sin embargo, en verano de 1996 vendió su plaza al Fuenlabrada.

Alejado tradicionalmente de los “playoffs” por el título, nunca jugó en Europa, pero sí en la fase final de la Copa del Rey, favorecido por el hecho de que por entonces se accedía a ella después de eliminatorias y no por la clasificación al final de la primera vuelta en la liga regular. Fue en las temporadas 87-88 y 88-89 y no pasó de los cuartos, siendo derrotado por Forum Valladolid (84-76) y Real Madrid (88-64), respectivamente.

Tres partidos

Magia de Huesca 83, Real Madrid 80. 30/12/1988. ¡Vaya manera de acabar el año! Fue la única victoria del club aragonés en su historia ante el gigante blanco (20 enfrentamientos). Brian Jackson, con 32 puntos, estuvo casi infalible; Granger Hall (24 y 15 rebotes) se comió a Fernando Martín y Johnny Rogers. Drazen Petrovic se marchó cabreado de Huesca.

Somontano Huesca 90, Pamesa Valencia 89. 23/4/1995. ¿Quién lo diaría ahora, no? El Huesca mandó a la Liga EBA –entonces segunda categoría nacional— al gigante valenciano… con el factor campo en contra. Ganó el primer partido en la Fuente de San Luis y luego culminó en casa con otros dos triunfos en el tercero y el cuarto. Fundamentales los 35 puntos de Morton (6 triples), pero sobre todo que Wayne Tinkle –que había desquiciado a Warren Kidd—anotase en el último segundo.

AGB Huesca 75, Festina Andorra 68. 12/5/1996. Fue el último encuentro oscense en la ACB y también el de los andorranos. Alphonso Ford (24 puntos) martilleó el aro de los del Principado, bien apoyado por el trabajo sordo de Tinkle (16 puntos y 13 rebotes) y el acierto desde fuera de Carlos Dicenta (16 puntos, 3/6 triples). 6.000 espectadores celebraban con júbilo el triunfo.